Uno de los mayores legados que ha brindado el movimiento comunista internacional, es el de la experiencia y vigencia en la lucha obrera de más de cien años. La comprensión científica del capitalismo proveyó a las grandes masas obreras un arsenal de herramientas para la transformación de la realidad. Una filosofía, un método y un programa para la revolución, por un mundo justo, libre e igualitario, “de cada quien sus posibilidades, a cada quien según sus necesidades”.
Hoy, en el siglo XXI, confirmamos que un fantasma recorre el mundo, el fantasma del comunismo. Atacado por conservadores y liberales de todas las especies, ese fantasma aterroriza a las clases dominantes. Tanto en los países más desarrollados, como en la Argentina de Milei, no por casualidad el capitalismo en decadencia se ensaña contra el marxismo.
Queremos decir que para este 8 de marzo, el día internacional de la mujer trabajadora, reivindicamos con orgullo nuestra pertenencia a la corriente comunista del movimiento obrero, y que no estamos dispuestas a convertir nuestra lucha por la revolución mundial en una lucha por reformas y concesiones para perpetuar la existencia de este sistema inmundo.
El 8 de marzo no es un legado del feminismo, como se ha instalado en los últimos años, y no se trata de una lucha por diversidad sexual, ni específicamente contra la violencia machista. Las feministas burguesas luchaban, como lo hacen las pequeñoburguesas de hoy, por sus privilegios: se trata de reformas en el plano legal y cultural, en el marco de una sociedad estructurada sobre bases económicas profundamente desiguales. Nos negamos a tergiversar el 8 de marzo como una jornada de lucha de “unidad” sin distinción de clase con la burguesía, bajo la bandera de la sororidad y de la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Nosotras combatimos la violencia machista con métodos obreros y con un programa revolucionario, y no llamando a reforzar el poder del aparato represivo del Estado burgués.
Mientras hay quienes luchan por un cargo en el Estado capitalista para unas privilegiadas, y por mayor presupuesto para alguna secretaría, nosotras decimos que esas ilusiones son el pan para algunas, y son la continuidad y profundización de la violencia capitalista para la inmensa mayoría.
Reivindicamos, para las pobres, para las desocupadas, para las trabajadoras del campo y la ciudad, para las oprimidas que se ven obligadas por mil lazos a estar confinadas a las tareas domésticas, mucho más que una mera reforma. Compañeras, levantamos para las mujeres trabajadoras la lucha por el poder obrero y popular. Las mujeres trabajadoras, junto a nuestros compañeros, debemos organizar y refundar de raíz esta sociedad esencialmente injusta. Poniendo a los seres humanos como el eje de la nueva sociedad, podremos emanciparnos en todos los aspectos de la vida, y conquistar la tan ansiada libertad. Que la maternidad no sea un castigo ni una carga. Que el aborto deje de ser juzgado por la moral religiosa y que no sea castigado por la ley como pretende el presidente Milei. Que poder estudiar, trabajar, vivir dignamente, acceder plenamente a la cultura y gozar de nuestro cuerpo y de vivir en este mundo sea mucho más que un sueño, que sea la realidad para nosotras y para las futuras generaciones.
Queremos decir también, que igual que a principios del siglo XX, el 8 de marzo sigue teniendo un carácter totalmente internacionalista y de clase. Llamamos a todas las organizaciones obreras a pronunciarse contra el genocidio imperialista que el Estado de Israel está perpetrando, a extender la campaña de lucha y solidaridad con el pueblo palestino, organizando el boicot contra el envío de armamentos y de municiones, colaborando en todos los esfuerzos posibles para detener con los métodos obreros esta masacre. Denunciamos las torturas y violaciones que soldados del ejército israelí cometen contra las mujeres y contra la población palestina.
Particularmente en Argentina estamos viviendo el avance del gobierno reaccionario de Milei y sus aliados, totalmente alineados al imperialismo estadounidense e israelí. Este 8 de marzo las comunistas decimos que, en defensa de las libertades democráticas, ante los ataques de las patronales y la represión estatal, contra la violencia económica que se acrecienta, organizarnos y luchar es una necesidad, y es nuestro deber.
A pesar de destinar millones de pesos, y de la creación de organismos estatales y de tantas ONGs, la violencia hacia las mujeres ha crecido vertiginosamente, porque la profundización de la crisis capitalista genera más descomposición social, esto es una consecuencia inevitable que ninguna reforma podrá voltear. Por eso llamamos a organizarnos en un partido revolucionario mundial. En Argentina, somos Octubre Rojo, y junto a compañeras y compañeros de otras partes del mundo formamos parte del Colectivo Revolución Permanente.
Para garantizar el acceso al derecho de abortar, por trabajo y salarios dignos, por una vivienda propia para nuestras familias, por el fin de la violencia machista y el acoso sexual, por la socialización de las tareas domésticas, luchamos por abolir el sistema de clases, que es el que genera condiciones de opresión.
Este 8 de marzo queremos afirmar con toda seguridad: ¡conquistaremos nuestros derechos destruyendo los privilegios de toda la clase que nos oprime!
-¡Por la huelga general contra el ajuste y la represión!
-¡No al pago de la deuda externa!
-¡Por la separación de la iglesia y del Estado!
-¡Por la reducción de la jornada laboral!
-¡Por educación sexual integral!
-¡Por comisiones de mujeres en cada lugar de trabajo, de estudio y en los barrios, con independencia de las burocracias sindicales, de las patronales y de los gobiernos de turno!
-¡Por la autodefensa obrera!
-Por el cese de apoyo al Estado de Israel!
-Por la solidaridad de las organizaciones obreras con el pueblo palestino!
-¡Viva la unidad internacional de la clase obrera, trabajadoras al poder!
Octubre Rojo, núcleo argentino del Colectivo Revolución Permanente (Austria, Estado español, Francia, Turquía)
29 de febrero de 2024
Deja un comentario